“Así éramos”, La mirada de Albert Klemm por Ávila, en 1932

En el año 1932 un investigador alemán llamado Albert Klemm recorrió la provincia de Ávila documentando las tradiciones y formas de vida de zonas concretas de nuestro entorno. Una de esas zonas fué el norte de Gredos desde el Puerto del Pico hasta Barco de Ávila.

Es realmente interesante el folleto que os enseño (obtenido de la página web de la JCYL) en el que a través de fotografías se ve la forma de vida de nuestros antepasados.

Pero lo más curioso de todo es que exiten fotografías de Horcajo de la Ribera del año 1932, y de muchos personajes que seguro os pueden resultar familiares, de nuestro pueblo y de los alrededores.

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Descarga el folleto “Así Éramos” de la JCYL

Extracto del libro

En el verano de 1932 llegó a Ávila un joven investigador alemán, Albert Klemm, con el afán de documentar cómo se vivía y se hablaba en los lugares más recónditos de la provincia. Era el estudio de campo que había elegido para elaborar su Tesis en Filología románica, dirigida por el profesor Fritz Krüger en la Universidad de Hamburgo.

Horcajo_1932Krüger había organizado, desde el Departamento de Lengua y Cultura Románicas, un ambicioso proyecto de análisis de la evolución de las lenguas latinas de Europa, sus pervivencias y sus mutaciones. Según la metodología que se llamó «Wörter und Sachen» –palabras y cosas–, invitaba a sus discípulos a investigar sobre un terreno determinado cómo se llamaba, cómo era y para qué servía cada objeto utilizado en la vida tradicional: así se podrían establecer las claves de la transformación lingüística de su respectivo lenguaje. Y así fue cómo estos filólogos romanistas devinieron los primeros etnólogos para muchas de las zonas que estudiaron, porque las Tesis doctorales que redactaron son un compendio de las formas de vida que encontraron en cada lugar, hasta el más mínimo detalle.

asi_eramos_1932_04Es el caso de Albert Klemm: su trabajo, La cultura popular de la provincia de Ávila (España) es testigo directo de las costumbres abulenses ancestrales, de las que perduraban y de las «modernas» –equivalentes a «urbanas» para él– que, en el primer tercio del siglo XX, se empezaban a imponer en las zonas más alejadas de la influencia de la capital y de Madrid.

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